A 14 años del video del hincha de Lanús, el guiso más famoso del país se volvió un lujo inalcanzable. Hoy se necesitan $8.000 para prepararlo
Pasaron catorce años, pero la frase sigue viva en la memoria colectiva del fútbol y del país. Fue en 2011, en la previa de un San Lorenzo-Lanús, cuando Ezequiel, un hincha del Granate que venía “del baile” y con hambre, se topó con una cámara de TyC Sports y soltó lo que sería un grito profético:
“¡15 pesos sale un paty acá! ¡Con 15 pesos me hago alto guiso!”
Ese momento quedó inmortalizado en memes, canciones de cancha y hasta remeras. Ezequiel se convirtió en ícono, y su receta simple (arroz, pollo, cebolla, morrón, papa, calabaza y zanahoria) en medida de referencia económica nacional: el Índice Alto Guiso, como una especie de índice Big Mac pero con raíces telúricas.
Cada tanto conviene revisarlo para agilizar la memoria. Hoy, en la Argentina de 2025, con el dólar oficial rondando los $1.200 y un salario mínimo de $308.000, ese guiso ya no es tan “alto” sino intocable.
Del guiso popular al manjar gourmet: precios actualizados
Hacer ese mismo plato hoy cuesta, como mínimo:
Arroz (1 kg): $1.500 (tercera marca)
Pollo (1 kg): $3.000
Cebolla (½ kg): $800
Morrón (1/2 a $4.000/kg): $2.000
Papa (½ kg): $700
Zanahoria y calabaza: $1.000
Total: $9.000 por olla (4 porciones)
Costo por porción: $2.250
Costo en dólares: USD 1,80 por porción
Sí, Ezequiel: con 15 pesos ya no te hacés ni la cebolla del guiso.
¿Cuántos “altos guisos” compra un salario mínimo hoy?
Con $308.000 por mes, una persona podría hacer:
34 “altos guisos” al mes (prácticamente uno por día)
Ahora bien: en 2011, el salario mínimo era de $2.300 y el guiso costaba $15. Eso daba un poder adquisitivo de 153 guisos (casi 4 guisos al día).
¿Y en dólares?
En 2011, el dólar estaba a $4,40. Eso significaba un salario de USD 522 y un guiso de USD 3,40.
Hoy, con el dólar a $1.200, el salario mínimo equivale a USD 246, mientras el guiso cuesta USD 7,20.
Es decir: el salario en dólares se partió al medio, y el guiso se duplicó.
La aritmética es clara: en la Argentina libertaria, comer también es un privilegio.
Un país donde ni el guiso te abraza
El “alto guiso” ya no es el plato humilde y reconfortante de invierno. Se volvió un símbolo del ajuste, de la miseria planificada, de los changarines como Ezequiel, que siguen buscando laburo mientras ven cómo hasta el arroz se vuelve un lujo.
En un país donde el Gobierno pregona la libertad de mercado mientras más de la mitad de la población es pobre, ni siquiera alcanza con vivir “a guiso y mate cocido”.
En la era Milei, ni el guiso te salva.